02/02/2020
REFLEXIÓN PARA ESTE DOMINGO, DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

El precioso texto de la Presentación de Jesús en el Templo inunda la Eucaristía del
próximo domingo. La sugestiva procesión de las candelas, al comenzar la celebración, nos
recuerda la entrada de Jesús, en brazos de su Madre, en el templo de Jerusalén. Es un signo
en el que contemplamos a la Virgen María, la Consagrada por excelencia, que lleva en sus
brazos a la Luz misma y que, en este día, manifiesta también «la belleza y el valor de la vida
consagrada como reflejo de la luz de Cristo» (Benedicto XVI,
Homilía 2 de febrero 2013),
que se hizo uno de nosotros para expulsar las tinieblas del mundo con el amor de Dios.El
relato, recogido en el capítulo segundo de San Lucas, nos muestra el cumplimiento de la ley
mosaica por parte de la Sagrada Familia. Llevan al niño al Templo para ofrecerlo al Señor.
San Lucas va ampliando poco a poco, en su relato, el horizonte de los que oyen la Buena
Noticia: los primeros fueron los pastores, hoy son los ancianos Simeón y Ana. Aquellos
trasmiten a todos los que quieran oírles su experiencia vivida. Éstos hacen su propuesta,
explicando cómo entienden ellos los gestos y las acciones de Dios de los que están siendo
testigos